Rincón de oración


En este espacio publicaremos textos que nos pueden servir de oración o como  reflexión, palabras para sentir, palabras para vivir, miradas al interior de uno mismo,  poesía que despierte sentimientos,  emociones que nos aproximen a Dios...

Esperamos que sea un rincón donde los visitantes del blog puedan hacer un alto en el camino de cada día, un rincón evocador de silencios, de ternura, de acercamiento, de vida.
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Adora y confía

No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, 
pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado, 
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote, 
y conserva siempre sobre tu rostro,
una dulce sonrisa, 
reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca, 
antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: 
cuanto te deprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en el nombre 
de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, 
cuando te sientas apesadumbrado, triste,
adora y confía.


Teilhard  de Chardin

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Alfarero
Tú me has hecho, Señor, Tú el alfarero
de mi greda salobre y mi sequía.
Siento el trabajo de tus dedos, siento
rodar el barro, y tu suspiro escucho
aquí mismo, en los ojos, en el alma,
dentro del corazón, en cada dedo
de los pies; me vas naciendo. Aún
Tú me modelas; nunca
dejes de estar haciéndome, alfarero
de mi altura de sueños, de los días
que vendrán volanderos a mi frente.
Artífice de ayer, de mis raíces, 
con tu barro celeste de hace siglos,
creador de mi hoy, hazme mañana.
¡Qué gozo estarse siempre entre tus manos!

Valentín Arteaga
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La espera 

Me esperas cada día. Siempre vienes,
no cesas de llegar desde el silencio
hasta el sol de mi puerta. Tiras piedras 
suaves y pequeñas, transparentes
al cristal de mi cuarto y de mis ojos.

No descorro mi voz. No me doy cuenta
de que Tú estás ahí, que esta hora
es otra vez tu cita. No distingo
tu llamada. Mañana,
esta siesta, este ocaso, en esta noche
también vendrás, Tú nunca
dejarás de llegar.

 Hasta que un día
saldré por fin, lo sabes, y en tus manos
pondré cuanto me esperas y me diste.

Valentín Arteaga
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Padre, estoy creciendo


Cada día estoy más grande
y eso me pone feliz y contento.
Estoy creciendo,
estoy más alto,
más grande.
Ayudame a crecer
también en el corazón.
Que cada día sea más bueno,
que tu amor me llene por adentro
hasta que contagie a los que me rodean.
Ayudame a crecer
en sabiduría, en oración,
en solidaridad, en buen humor,
en entrega a los demás.
Cuidame mucho,
como cuidaste a tu hijo Jesús
cuando crecía.
Haceme parecido a él,
con sus mismos sentimientos y actitudes.
Que crezca como un buen hijo tuyo
en la fe, la esperanza
y sobre todo en el amor.

Marcelo A. Murúa, de Buenas Nuevas
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Seguid invocándolo

Tanto si os responde como si no lo hace,
seguid invocándolo,
invocándolo sin cesar
bajo las bóvedas de la asidua oración.

 Tanto si viene como si no,
confiad:
se acerca cada vez más a vosotros
en cuanto percibe un gesto amoroso del corazón.

Tanto si os habla como si no, 
no os canséis de implorarlo.
Aunque no os dé la respuesta que esperáis, 
no dudéis de que, de un modo u otro,
veladamente, se dirigirá a vosotros.

En la oscuridad
de vuestras jos_content más profundas,
sabed que juega al escondite con vosotros.

Y en medio de la danza de la vida,
de la enfermedad y de la muerte,
si seguís invocándolo, 
sin caer en la desconfianza
por su aparente silencio,
obtendréis su respuesta.

Paramahansa Yogananda
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En el nombre del Padre
Porque Tú lo has querido
estoy aquí, Señor. En Tu nombre.
No he venido yo; me has absorbido
en la espiral de amor,
que eres con todos.

Nadie puede arrimarse a Ti
sin que enterlo lo abraces, 
lo hagas Tuyo.
Sin robarle nada,
dándole todo.

Del suelo a la cabeza
soy regalo tuyo,
espíritu que vuela
y cuerpo que lo apresa.

No puedes ya
salirte de este mundo.
Me inundaste (Rom5,5)
Y, empapado de Ti, te voy sembrando,
y al tiempo que me siembro,

como grano de trigo,
en mis hermanos.
No quiero quedar solo.

Tu rostro buscaré, Señor.
Hasta decirte ¡Padre!
Pero sólo te encuentro, cuando,
a todo lo que mana de Ti
le digo: ¡hermano!

Ignacio Iglesias, sj
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Avanzar

No, no te detengas.
Comenzar bien es una gracia de Dios.
Continuar por buen camino
y no perder el ritmo...,
es una gracia todavía mayor.
Pero la gracia de las gracias,
está en no desfallecer,
con fuerzas todavía o ya no pudiendo más,
hecho trizas o añicos,
seguir avanzando hasta el fin.


Helder Camara

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Deseo

Sencillo quiero ser como Tú eres.
El alma transparente como el día
La voz sin falsear y la mirada
profunda como el mar, pero serena.

No herir, pero inquietar a cada humano
que acuda a preguntarme por tus señas.
Amar, amar, amar, darme a mí mismo
de balde cada día y sin respuesta.

Ser puente y no llegada, ser camino
que se anda y que se olvida, ser ventana
al campo de tus ojos y quererte.

Descanso quiero ser, vaso de vino
de Dios para los hombres cuando vengan 
con polvo sobre el alma de buscarte.

Valentín Arteaga
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Dicen que se ve distinto

Dicen por ahí 
que si hay Dios esta lejos 
que el amor no funciona, 
que la paz es un sueño 
que la guerra es eterna, 
y que el fuerte es el dueño
que silencia al cobarde
y domina al pequeño

Pero un ángel ha dicho 
que esta cerca de mi 
quien cambia todo esto, 
tan frágil y tan grande, 
tan débil y tan nuestro. 
Dicen que está en las calles, 
que hay que reconocerlo
en esta misma carne, 
desnudo como un verso, 
que quien llega a encontrarlo 
ve desvanecerse el miedo, 
ve que se secan las lagrimas 
ve nueva vida en lo yermo. 

Dicen por ahí 
que si hay Dios esta lejos,
pero tu y yo sabemos, 
que esta cerca, en tu hermano, 
… y esta en ti muy adentro.

José María R. Olaizola sj

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Tu rostro en cada esquina

Señor, que vea…
…que vea tu rostro en cada esquina.
Que vea reír al desheredado,
con risa alegre y renacida
Que vea encenderse la ilusión
en los ojos apagados
de quien un día olvidó soñar y creer.
Que vea los brazos que,
ocultos, pero infatigables,
construyen milagros
de amor, de paz, de futuro.
Que vea oportunidad y llamada
donde a veces sólo hay bruma.
Que vea cómo la dignidad recuperada
cierra los infiernos del mundo
Que en otro vea a mi hermano,
en el espejo, un apóstol
y en mi interior te vislumbre.

Porque no quiero andar ciego,
perdido de tu presencia,
distraído por la nada…
equivocando mis pasos
hacia lugares sin ti.

Señor, que vea…
… que vea tu rostro en cada esquina.

José M. R. Olaizola
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DIOS TE SALVE


Bien lo recuerdo,
entraste en mí lo mismo que una tromba
de lluvia inesperada o como un ángel
con todos los permisos para anunciar la luz.
(Las madres viven cerca de los ángeles y cerca de la sed
que agarrota la garganta de los campos)
Entraste torrencial mientras las fuentes recitaban Dios te salve
y todas las campanas del mundo repicaban al Ángelus.
Bien lo recuerdo,
eres como un viento muy suave que entorna los postigos.
(Musitaban las madres: Este hijo, este hijo.
Qué será de este hijo cuando remita el tiempo
la costumbre de amanecer temprano.
Fervorosas rezaron: Ave, María.
Tan parecidas a los ángeles de las Anunciaciones.)
Era que la gracia nos ponía
ante la madrugada. La Mujer, tan clarísima
en medio de lluvia,
iba a su oración y sus silencios



Valentín Arteaga





1 comentario:

ANTONIO dijo...

MUY BONITO, Y DIGNO DE SUBLIME REFLEXIÓN.