domingo, 21 de abril de 2024

Algo más grande nos espera

 


Estamos aún en pleno periodo pascual y el fragmento del Evangelio de este domingo explica la grandeza del acontecimiento. Jesús recuerda que ha dado la vida por nosotros y que ha tenido el poder de resucitar. “Nadie me la quita: soy yo mismo quien la entrega. Tengo el poder de darla y de recobrarla de nuevo”. El dar la vida es un hecho voluntario que manifiesta su gran amor por nosotros. Nos ha dado la vida para que pudiésemos convertirnos en una cosa sola con Él. Únicamente participando a la vida del Señor se puede tener la vida eterna. Es esta la enseñanza del Buen Pastor que ama a sus ovejas y no como el mercenario que las abandona cuando están en peligro, justamente en el momento en que tendría mayor necesidad de ayuda. 
 
Cristo conoce a sus ovejas en modo profundo y misterioso porque las conoce como conoce el Padre. Nos conoce mejor de cuanto nosotros mismos nos conocemos ya que nos conoce según el designio de Dios. Conoce tanto nuestras debilidades como nuestros méritos. Como también conoce aquellas ovejas que aún no están en su redil, pero que sin duda están llamadas a estarlo. También esas pues serán llamadas y escucharán su amorosa voz, ya que también por ellas morirá y resucitará. á. Así lo quiere el Padre y el Señor no las abandonará y no dejará que se pierdan lejos de Él.
 
 
Cuán diferente es el lobo! Él no ama a las ovejas. Es como un mercenario y no le importa que las ovejas se pierdan. Si tuviese celo por las ovejas daría su vida y las mantendría unidad. Es esto lo que desea el Señor: la unidad de su rebaño. Todo esto confirma que entre el pastor y el rebaño no puede haber separación alguna, sino la unidad típica del Cuerpo Místico. Es esta certeza que hace gritar a Pedro que aquel Cristo que ha sido crucificado y que ha resucitado continúa obrando en sus ovejas. Es la piedra angular que han rechazado los constructores ignorando su valor. 

Pedro, colmado del Espíritu Santo, recuerda que solo por medio de Cristo podemos salvarnos. Su valor salvífico es único y efectivamente no hay otro nombre dado a los hombres bajo el cielo que nos pueda salvar. Para salvarse es necesario atravesar la Cruz y la Resurrección de Cristo. Pasar a través de su amor misericordioso que nos revela la grandeza del amor divino. El amor hacia los hijos redimidos por la verdad y ya no esclavos del pecado. De aquí el gozo de Juan: “mirad que amor más grande nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, y en efecto lo somos”. 
 
Es por esta razón, que ya desde este mismo momento pertenecemos a otra dimensión, a otra realidad. “Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él”. Cristo aparece como un extraño para el mundo, porque no sabe reconocer su lógica. Pero es en esta extrañeza que reside su grandeza, que será finalmente la nuestra. Si en efecto “somos desde ahora hijos si bien no se ha manifestado aquello que seremos”, algo aún mayor, aunque por el momento misterioso, nos espera.

Semana del 22 al 28 de abril

 

Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Valentín Padín Camaño.

Martes: Por Carmen Dopazo Padín y esposo Marcelino.

Miércoles: Obligaciones del Celebrante.

Jueves: Por Maruja Durán y esposo José Dopazo. Marcos Vidal y difuntos de la familia.

Viernes: A las 20:30 reunión de catequistas.

Sábado: A las 21:00 Misa por María del Carmen Domínguez Seijas; Paco Padín Cousido, padres, abuelos y difuntos de la familia; Armando Parada Padín, esposa Aurea e hijo.

Domingo: Primera a las 9:00 horas. Segunda a las 12:00 por las obligaciones del Celebrante y pidiendo la Paz para el mundo.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Jueves: Por Pastora Otero Carballa; Luis Otero Fernández.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de María Lourdes García Lázaro. A las 11:45 primer Aniversario de Delbina Domínguez Domínguez. A las 20:00 Misa por Sara Méndez Carballa; Juan Piñeiro Tarelo y esposa Elena Camiña Torres; Juan García Tacón; Concepción González Torres da Bruñeira, padres y hermanos; Francisco Vilar Moldes, de Rouxique.

Domingo: Primera a las 10:30 por María Padín Caneda, da Salgueira; Emilio Kaphammel Vieitez y Moisés Benjamín Vidal González. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 14 de abril de 2024

¡Es el victorioso autor de la vida!

 


En este tercer domingo del tiempo pascual, la liturgia pone una vez más en el centro de nuestra atención el misterio de Cristo resucitado. Victorioso sobre el mal y sobre la muerte, el Autor de la vida, que se inmoló como víctima de expiación por nuestros pecados, “no cesa de ofrecerse por nosotros, de interceder por todos; inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre” (Prefacio pascual III). Dejemos que nos inunde interiormente el resplandor pascual que irradia este gran misterio y, con el salmo responsorial, imploremos: “Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro”.
 
En la página evangélica, san Lucas refiere una de las apariciones de Jesús resucitado (cf. Lc 24, 35-48). Precisamente al inicio del pasaje, el evangelista comenta que los dos discípulos de Emaús, habiendo vuelto de prisa a Jerusalén, contaron a los Once cómo lo habían reconocido “al partir el pan” (Lc 24, 35). Y, mientras estaban contando la extraordinaria experiencia de su encuentro con el Señor, él “se presentó en medio de ellos” (v. 36). A causa de esta repentina aparición, los Apóstoles se atemorizaron y asustaron hasta tal punto que Jesús, para tranquilizarlos y vencer cualquier titubeo y duda, les pidió que lo tocaran —no era una fantasma, sino un hombre de carne y hueso—, y después les pidió algo para comer.
 
Una vez más, como había sucedido con los dos discípulos de Emaús, Cristo resucitado se manifiesta a los discípulos en la mesa, mientras come con los suyos, ayudándoles a comprender las Escrituras y a releer los acontecimientos de la salvación a la luz de la Pascua. Les dice: “Es necesario que se cumpla todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí” (v. 44). Y los invita a mirar al futuro: “En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos” (v. 47). 
 

Toda comunidad revive esta misma experiencia en la celebración eucarística, especialmente en la dominical. La Eucaristía, lugar privilegiado en el que la Iglesia reconoce “al autor de la vida” (cf.
Hch 3, 15), es “la fracción del pan”, como se llama en los Hechos de los Apóstoles. En ella, mediante la fe, entramos en comunión con Cristo, que es “sacerdote, víctima y altar” (cf. Prefacio pascual v) y está en medio de nosotros. En torno a él nos reunimos para recordar sus palabras y los acontecimientos contenidos en la Escritura; revivimos su pasión, muerte y resurrección. Al celebrar la Eucaristía, comulgamos a Cristo, víctima de expiación, y de él recibimos perdón y vida.
 
¿Qué sería de nuestra vida de cristianos sin la Eucaristía? La Eucaristía es la herencia perpetua y viva que nos dejó el Señor en el sacramento de su Cuerpo y su Sangre, en el que debemos reflexionar y profundizar constantemente para que, como afirmó el venerado Papa Pablo VI, pueda “imprimir su inagotable eficacia en todos los días de nuestra vida mortal” (Insegnamenti, V, 1967, p. 779) 
 
Benedicto XVI (26 de abril de 2009)

Semana del 15 al 21 de abril.

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas.

Lunes: Por Isaura Cacabelos Vidal.

Martes: Obligaciones del Celebrante.

Miércoles: No habrá Misa. A las 20:00 reunión de las fuerzas vivas de la parroquia en el Salón de Actos de la parroquia de Caleiro.

Jueves: Por la Conversión y Santificación de la Parroquia.

Viernes: Por los enfermos y ancianos de la Parroquia.

Sábado: A las 10:30 primer Aniversario de José Méndez Torres. A las 21:00 Misa por Alfonso Rial Gondar; Manuel Riveiro Varela, Valentina Meis Rial; José Carlos Feijoó Ruel y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Etelvino Dopazo Lores.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas.

Martes: Por Modesta Pombo Padín y esposo Valentín.

Sábado: Por Dolores Lores Ferreiro; Carmen do Novello; Manuel Camiña Fariña, da Costiña; Jesús Padín y Ana Sampedro; Manuel Otero Lores y sus hijo Antonio Camilo, de Rouxique.

Domingo: Primera a las 10:30 por Manuel Salgueiro Álvarez y difuntos de la familia; Daniel Múñiz Pérez. Segunda a las 11:30 por la Parroquia.

domingo, 7 de abril de 2024

¡OBRASTEIS POR IGNORANCIA!

 


Resulta increíble lo que las lecturas de hoy nos quieren transmitir. Es posible que penséis que esta afirmación es una más de las ya conocidas estrategias que usamos los curas para llamar la atención. Pero mejor que lo comprobéis por vosotros mismos y me digáis vuestra opinión. 
 
¿Cuál es el tema que une las lecturas de este domingo? ¿Cómo podemos comprenderlo? El modo más sencillo es detenernos y prestar atención a las palabras comunes en los fragmentos bíblicos, y obrando de esta manera nos daremos cuenta de que hoy los conceptos en torno a los cuales gira la palabra de Dios son “pecado y conversión”: lo podéis verificar, aunque si en el salmo no son tan explicitas, y veréis fácilmente que se trata de una invocación dirigida al Señor en un momento de dificultad. ¿Qué es lo que le pedimos? He aquí el estribillo: “que resplandezca sobre nosotros la luz de tu rostro”. La luz…
 
Se trata de aquella luz en ausencia de la cual, nos dice la primera lectura, los judíos han matado al Hijo de Dios y han preferido en su lugar a un asesino (por ignorancia, quiere decir falta de luz para conocer, para razonar); por falta de luz los discípulos de Jesús no aciertan a comprender, justo después de la resurrección, que todo lo que Jesús había vivido en Jerusalén había sido establecido por Dios a través de la historia (“es necesario que se cumplan las cosas escritas sobre mí”). Incluso Jesús se aparece a ellos, y estos no acaban de creer, tanto es así que Jesús, quizás sin tener hambre, debe comer el pescado asado (¡uy qué bueno!) quizás con un poco de aceite y ajo, evitando que dudaran de que pudiese comer. Y he aquí que Jesús les concede la luz para comprender las Escrituras: “abre su mente a la inteligencia de las Escrituras”. 
 
Se trata de la luz que a nosotros tantas veces nos falta. Aquella luz que nos permite comprender las cosas verdaderamente importantes en la vida; entiendo vida humana integral, incluyendo la vida del corazón…la fe. ¿Cuál es el mensaje que Jesús confía a sus discípulos? Dice el evangelio: vosotros sois testigos de “que el Hijo de Dios debía padecer y resucitar de entre los muertos y en su nombre será predicada la conversión y el perdón de los pecados”. Jesús después de la resurrección busca disipar aquella ignorancia por la cual los judíos lo habían entregado a la muerte. Y mira por donde que los judíos estaban convencidos de que obraban bien matándolo. Incluso que se sentían obligados a someterlo a la muerte, a pesar de que ninguno de los tres o cuatro motivos de condena resultaba consistente. El sentirse justo por el solo hecho de ser es la mayor ceguera de todos los tiempos. Como tantas veces escuchamos: yo estoy en regla, no robo, no mato, no digo grandes mentiras, no traiciono. ¿Qué me falta?
 
 
Si leemos la segunda lectura en su contexto, escrita por aquel bondadoso San Juan que dice que Dios es amor, y que aquí afirma: en esto sabemos que conocemos a Cristo, si observamos sus mandamientos. Y no sólo el 5º,6º,7º y 8º, sino todos, también aquellos que se refieren directamente a Dios. En una palabra: ¿cómo alguien puede decir que es cristiano si no vive como cristiano? Es decir: si la oración no es un encuentro cotidiano con Dios, si los sacramentos (confesión y comunión) no forman parte con toda normalidad de la vida, si la misa dominical no es una cita fija, como la cosa más importante de toda la semana. ¿Cómo puede pretender un cristiano sentirse contento consigo mismo si no lee nunca la palabra de Dios, el evangelio? Nunca llegará a comprender el verdadero rostro de Dios. Y se pondrá a acusar a diestro y siniestro a la Iglesia, a los curas, a los católicos, a todos…porque es más fácil acusar que comprometerse en el propio y pequeño mundo. O permanecerá en la ignorancia, no siempre sin culpa, y obrará en consecuencia. La historia demuestra que cuando alguien tiene demasiadas certezas sobre el propio modo de actuar, esas certezas son grandes señales de una parálisis de la inteligencia, es decir de cerrazón. 
 
Verifiquemos nuestra vida de fe y veamos si por casualidad no pretendemos ser maravillosos, mientras en cambio no cumplimos ni siquiera lo esencial y fundamental de nuestra fe: observar los mandamientos. Recordemos que “quien dice que lo conoce y no observa los mandamientos es un mentiroso. Y en otro lugar el mismo san Juan dice que “quien dice que no ha cometido pecado es igualmente un mentiroso”. Y estoy convencido de que a nadie le gusta que le digan que es un ignorante. Bien al contrario. 
 
Que el Señor nos conceda la gracia de la humildad, realismo para poder conocer el propio pecado y así beneficiarnos de su grande, inmensa e inimaginable misericordia. ¡Pidamos a María la Virgen que nos obtenga esa gracia!

Semana del 5 al 14 de abril.

 


Dena

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 21:00 horas

Lunes: Por Ramón Sineiro Radío; Antonio Insua Camaño y su hijo Antonio Insua Valladares.

Martes: Por Julia Curras Torres y Manuel Valladares Radío.

Miércoles: Por Manuel Padín Suárez.

Jueves: No habrá Misa.

Viernes: Por Lolo Dozo Castro, Palmira Dozo, Felicidad Méndez, esposo y difuntos de la familia.

Sábado: Por Ramiro Múñiz Martínez, esposa Divina Méndez Vidal e hijo Moisés; José Manuel Padín Varela; Román Cousido Besada y difuntos de la familia.

Domingo: Primera a las 9:00 por la Parroquia. Segunda a las 12:30 por Manuel Pérez Domínguez y esposa Diamar; Marcelina Domínguez Varela y difuntos de la familia. A las 18:00 reunión en la Iglesia con las personas que quieran colaborar en la organización de la fiesta del Santísimo Sacramento.

 

Villalonga

Intenciones de las Eucaristías. Durante la semana a las 20:00 horas

Martes: Por Dolores Torres Cacabelos; Vicente Padín Domínguez, Vicente Torres Lamelas y esposa Rosa Cacabelos Caneda; José Manuel Chan Padín.

Viernes: A las 19:00 primer Aniversario de Montserrat Gómez.

Sábado: A las 11:30 primer Aniversario de Carmen Troncoso Poceiro, fallecida en Uruguay. A las 20:00 Misa por Ricardo Tilve Varela; Josefa Caneda Bande.

Domingo: Primera a las 10:30 a Santa Lucía, una devota. Alfredo Lores Lores de Piñeiros e hija María Esther. Segunda a las 11:30 por la Parroquia

domingo, 31 de marzo de 2024

Hoy es Pascua

 


¿Y es suficiente? Bueno, quizás está demasiado condensado, pero sí, éste es el corazón de la vida, de la fe, de la felicidad, de la Iglesia. Todo nace aquí y todo tiende hacia este día, como fuente y culmen. Para entender la Pascua nos pusimos en camino durante toda una Cuaresma, pero ahora dejémonos conducir por la Palabra de Dios.
 
El evangelio de hoy gira en torno a la ausencia de Jesús en el sepulcro, motivo de la carrera desesperada de María Magdalena, y la presencia de algunas huellas que asombran a algunos como a Pedro, o abren los ojos a otros como a Juan. Las vendas que hay en el sepulcro están en el suelo, vacías, razón por la cual el cuerpo que estaba dentro ya no está, pero no como quien se ha desprendido de ellas y después las ha doblado al estilo de una buena ama de casa que deja todo en orden. De la misma manera, el sudario que habían colocado en su cabeza está doblado aparte, en su sitio, como envolviendo a Aquel que ya no está. Es posible que pueda parecer una lectura intencionada, “dirigida”; pero ¿cómo se explica si no la reacción de los discípulos? Si hubiera salido por sí mismo, por ejemplo como resultado de una muerte aparente, ¿hubiera roto las vendas y las hubiera doblado de nuevo? Y si hubieran sido ladrones, ¿acaso no habrían sacado de en medio las vendas arrinconándolas? Pero es algo diferente lo que ven los discípulos.
 
Muchas veces he pensado, ¡si yo hubiera estado allí! Pero creo que siempre tengo ante mí esa escena: cada día delante de mí veo una aparente ausencia de Jesús allí donde querría encontrar una sobreabundante presencia de vendas de resurrección. El evangelio me dice que ellos quedan desconcertados porque aún no habían comprendido lo que la Escritura decía: que tenía que resucitar. 
 

Esta mañana, tanto vosotros como yo estamos entre Pedro y Juan. Entre Pedro que contempla y enmudece, y Juan que creyendo entiende lo que ya ha acontecido. Quizás Juan tuvo a su favor el hecho que su vocación nace de una invitación especial: ¡ven y lo verás! Quizás desde aquel momento había empezado a entrenarse para la escucha y el descubrimiento de Jesús y su obra. O quizá se había dejado interpelar un poco más profundamente respecto a sus compañeros, quizás… ¡Se lo preguntaremos en el cielo!
 
Ahora es a nosotros que nos toca escuchar este evangelio, esta hermosa noticia: a Jesús no lo ves porque no está entre los muertos. ¡Vive para siempre! Está vivo y bien vivo. Y obra, y perdona y sana como antes, y más que antes. Él es el que vive para siempre.
 
Aquí está toda la Pascua: Jesús por mi amor se ha fiado de mí y yo lo he rechazado. Lo he expulsado lejos de mí y lo he clavado en la cruz. Pero su amor ha vencido mi maldad con la dulzura, me ha desarmado interiormente porque me ha perdonado. No ha llevado cuentas de mis delitos. Bien al contrario.
 
Esto es morir por los pecados: no es pagar el saldo de un fruto robado en el inventario del paraíso terrestre. Al revés: es aceptar mi rechazo instigado por el enemigo que me asegura que no debo fiarme de Dios porque no me ama. Esto es consolidar la fidelidad hasta las raíces, hasta el fondo: porque Jesús es fiel al Padre ya que cumple su voluntad y fiel a mí porque no me abandona, no me deja de la mano. 
 
Para poder hacer esto, Jesús se abandona totalmente a las manos del Padre. Y para poder enfatizar este aspecto, el verbo de la resurrección está en forma pasiva: ha sido resucitado (sobrentendiendo por el Padre) ya que de este modo me muestra la grandeza del corazón del Padre. 
 
Mirando bien las vendas, descubro que los signos de la resurrección están dentro de mí porque ya he experimentado Su misericordia y Su fidelidad. Aunque después hago todo lo que puedo para sepultar y enterrar estos trazos de su amor en las tantas ausencias del tiempo, en la rutina, en las actividades. La habitual niebla de los pantanos.
 
 
Que hoy sea Pascua quiere decir que de nuevo María Magdalena (la Iglesia) me acompaña  a la entrada del sepulcro, y de nuevo se me muestran las vendas de este año, los signos de la resurrección que Jesús ya ha hecho germinar dentro de mí y me pide, ante todo, que sepa mirar, es decir que tome nota y reconozca que existen hechos y obras suyas en mi vida, no pensamientos o sensaciones. 
 
Una vez haya mirado y reconocido tales huellas, la palabra de Dios me quitará las orejeras que me impiden ver, comprender y creer. Y desde aquel momento mi entorno cambiará. En primer lugar Jesús no me resultará tan lejano; y aunque a veces no sé muy bien dónde, Él está vivo y cercano a mí. Es la fuente misma de mi vida y empiezo a comprender que he permanecido lejos de Él y aprendo a buscar y desear todo aquello que sabe a vida porque está iluminado de su luz nueva, porque he descubierto que el resto ya no me interesa. 
 
Se cree en la Resurrección no a ciegas, apretando los dientes y cruzando los dedos, sino con los ojos bien abiertos y la mirada agradecida, porque en pequeñas migajas la hemos experimentado en su perdón. 
 
Hoy es Pascua porque has entendido que su Amor y su Perdón no tienen límites. Porque has entendido que Él no se cansará nunca de darte la vida. Tanta como para superar la muerte. 
Y no has de hacer nada. Sólo acoger, claro está, sin escabullirse como los apóstoles durante la Pasión: más bien decididos, cómo el hijo pródigo que regresa a la casa del Padre y es abrazado. Sólo recibir: en el fondo tampoco es tan difícil…
 
¡Buena Pascua y buena vida nueva con Jesús!